intergaláctico

Por Alexandra Grau Barber

Estamos en el año 2762. Sé que es mucho más de lo que esperáis. Este relato está dirigido a las personas de 2023, así que si sois vosotros continuad, pero si no, por favor, volved a meterlo en la máquina del tiempo.

 A ver… no estaréis entendiendo nada, así que me presento: soy Alkira, tengo 24 años humanos y básicamente, para que os lo imaginéis, soy albina, y no, no soy ciega. Trabajo en un laboratorio científico y vivo en casa de mis padres, pero es porque quiero ahorrar para una casa grande. Ya casi lo he conseguido.

 Esta historia comienza una noche como cualquier otra. Nunca, pero nunca, podría haber imaginado lo que pasaría ahora… Yo estaba hablando con mi mejor amiga Elena por teléfono mientras hacía una investigación. De repente, entró mi madre, ¡sin llamar a la puerta! ¡Cómo odio que haga eso!

– Venga, apagando las luces que ya son las doce –  me dijo.

– Mamá, ya soy mayor. No me tienes que decir lo que tengo que hacer –  le respondí enfadada.

Mi madre me apagó la luz y se fue, ¡¡ que grosera!! Decidí irme a la cama para que no se enfadase más. Al instante, sentí un escalofrío como di algo malo fuera a pasar. A continuación, alguien estaba llamando a la puerta de mi habitación suavemente. Me acerqué con mucho cuidado, estaba muy asustada. Me acerqué un poco para escuchar y no oía nada, hasta que oí cómo sacaba algo del bolsillo. Me temía lo peor, pero decidí ser valiente y abrí la puerta para encontrarme a ¿¡mi madre?!

– Mamá, estoy durmiendo. ¿Qué quieres? –  le dije enfadada,

No me dijo nada, pero al ver su brazo vi tenía una cosa que se parecía a una pistola. Intenté correr, pero me alcanzó rápido y me disparó. En un instante ya no veía nada y me dormí.

 Me desperté en una especie de nave que volaba cerca de algo que parecía un mundo casi como la tierra, pera diferente: era más pequeño, muchísimo, tanto que se podían ver las pequeñísimas casas. Estaba dividido en partes de diferentes colores cuadradas excepto un círculo en el medio. Mientras contemplaba ese bonito paisaje, la nave comenzó a tambalearse y empezamos a caer en picado. Debido a la presión perdí la conciencia.

Cuando desperté, la nave estaba entrelazada en las ramas de un roble y decidí salir para investigar: era un bosque de cuento muy agradable, el viento rozaba las ramas haciéndolo más bonito aún. Pero al mirar atrás vi una tribu extraña que se acercaba hacia mí sigilosamente intentando dispararme con dardos envenenados. Logré esquivarlos y me fui corriendo hasta perderlos de vista donde pensé que estaría a salvo. Me paré en un prado al salir del bosque, me tumbé en el suelo y sentí que me cogían de los pies y me arrastraban otra vez a ese bosque encantador y me tapaban con una bolsa para que no pudiera regresar.

El camino no fue largo, al llegar, entre los agujeros de la bolsa, vi un pueblo rural muy bonito. Me dejaron en una cama y me curaron las heridas, me lavaron y me asearon, pero no dije nada… estaba muy cansada. La chica que me atendió tenía forma humana pero no lo parecía, era igual a la que me disparó en mi casa.

Unos dos días después de llegar allí, me dijeron que alguien vendría a visitarme. Me sorprendió mucho, pero seguí negándome a hablar. Cuando llegó noté enseguida que no era como los demás , sino que era como yo. Parecía más o menos de mi edad, de ojos azul marino pelo castaño y súper guapo. Bueno… que me voy del tema.

Entonces comenzó a examinarme en silencio, estaba tan asombrada que ni lo noté. De repente ,se paró delante de mí y me dijo:

– Hola. Soy Erick. Al parecer no eres de esta isla, así que te devolveremos cuanto antes a la ‘snowisland’–  no entendí ni una sola palabra.

– Yo soy Alkira, y creo que te estás equivocando; yo soy de otro planeta

Él se sorprendió y me miro con cara de extraño.

– ¿Cómo? 

– Comiendo, así que o me devolvéis ya u os doy una paliza a ti y a tus amiguitos.

– No sé qué dices, seguro que el golpe… 

– Ni golpe ni nada… o me devuelves a la tierra o verás –  le interrumpí muy cabreada.

– … ¿qué es la tierra? 

El silencio invadió la habitación de inmediato; al principio pensaba que era una broma, porque él también era de allí, pero comprendí que de verdad no sabíaa de qué hablaba, así que terminé explicándole todo: de dónde era, qué hacía, cómo me habían llevado y que yo creía que él también era como yo. Se quedó quieto como si lo que dijera no tuviera sentido.

– Necesito que hablemos en un sitio en privado –  me dijo con seriedad.

– Está bien.

Salimos de esa pequeña cabaña y Erick me contó cómo era su mudo, el cual estaba dividido en cinco islas. Una de ellas, la quinta, a la que nos dirigíamos, era la ciudad central. También me dijo que él era adoptado y que no tenía poderes para cambiar de forma como los demás. ¡Todo eso cuadraba! Seguro que a él también lo secuestraron como a mí cuando era un niño, y lo trajeron aquí. Pero la pregunta era… ¿por qué nos habían secuestrado? 

Al llegar a la isla me quedé con la boca abierta. Todo era una ciudad del futuro a diferencia del pueblo en el que estábamos. Había edificios muy altos con formas raras, cápsulas con cristales y mucha gente caminando como un sábado de compras. Si os imagináis como es la ciudad en mi año (2762), ¡esto era mucho más! Millones de pantallas por todos lados iluminaban el camino, ya que era de noche, y las estrellas estaban tan cerca que parecía que las pudieras tocar. 

Erick me dijo que el gobernador de todo esto era la persona con la que teníamos que hablar para devolverme, pues todo se debía a ‘una equivocación’ por traerme aquí. Yo seguía pensando que todo aquello tenía algo malo, porque ni siquiera habló de lo suyo. Seguimos caminando y hablando sobre nuestras vidas y lo diferente que era todo.

– Yo siempre he querido venir a esta ciudad, siempre me hablaron de lo bonita que era – me dijo con cara de felicidad –. Pero como soy el protector de reino, no tenía tiempo de tomarme un respiro a menos que fuera un caso especial

– Si yo viviera aquí de toda la vida y no hubiera venido aún, me moriría – le contesté riéndome un poco.

Él se rio también y seguimos caminando. Me estaba empezando a gustar un poco, era gracioso y tenía sentido del humor.

– Ya hemos llegado –  dijo él.

Nos encontrábamos delante de un edificio muy alto con mucha gente alrededor queriendo entrar y muchos guardaespaldas bloqueándolos.

– ¿Estás seguro de que nos dejaran entrar? –  le dije mirando a toda esa gente.

– Como recordaras, yo soy uno de los guardianes oficiales de los reinos.

Erick pasó entre la multitud y le entregó la tarjeta a uno de esos guardaespaldas, de forma que pudimos entrar sin tener que hacer casi nada. El pasillo era muy elegante y la recepcionista que nos acompañó fue muy amable, como si fuéramos personas muy importantes. El despacho era enorme,  como un apartamento muy lujoso, y tenía una puerta que ponía ‘acceso a la minus.13’. Nos dijeron que esperáramos a que el jefe viniera. Yo ya estaba aterrorizada, no me daba buena ese tal director. 

Nos sentamos en unos sillones flotantes dorados frente a la mesa. Había un cristal en toda la pared del frente donde se podía ver toda la isla. Unos minutos después entró un hombre muy elegante con gafas futurísticas y un traje negro con muchos triángulos bordados que le cubría todo el cuerpo. 

– Buenas tardes, señor –  le dijo Erick levantándose al instante.

– Igualmente, guardia Erick –  le contestó con uan cara súper seria. Guardia Erick – le preguntó aun más serio –, ¿a qué se debe esta visita?

– En nuestro pueblo han encontrado a esta chica mientras cazaban. Parece ser que no pertenece a aquí.

El hombre me miró sorprendido y le dijo:

– Erick, tienes que volver ahora –  dijo muy alterado.

– ¿Por qué? 

– No tienes ni idea de lo que está pasando. Tú ven conmigo… ¡ahora! –  dijo chillando.

– Señor, no le pienso entregar a Alkira. ¡¡Exijo que me diga qué está pasando!!

Mientras los dos se gritaban llamaron a seguridad para que me llevaran, así que cogí la mano de Erick, rompí la puerta y entré por el pasillo, en el que había una nave espacial. Los guardias me persiguieron para atraparme y llevarme. 

Me dejaron en una sala oscura en la que no se veía nada hasta que encendió la luz y vi al director frente a mí muy serio. A mi lado estaba Erick con una venda en la boca y atado a una silla, como yo. Nos quitaron la venda y el director empezó a hablar

– Si queréis saber la verdad, os la diré con mucho gusto. Hace años secuestramos a Erick para hacer unos experimentos, pero vimos que era muy pequeño, así que una familia muy amable lo adoptó. Nosotros fuimos secuestrando a más gente de allí hasta que un avión se estrelló y caíste casualmente en el mismo mundo que Erick.

– Pero,  ¿por qué hacíais eso? –  le dije muy enfadada. 

– Para ser iguales que los humanos, extraer su ADN y poder tener una sociedad más avanzada y conquistar vuestro mundo. 

Nada más decirlo, se fue riendo como un supervillano de película y nos dejó solos mientras ordenaba que nos llevaran al laboratorio, pero cuando me cogieron les hice una llave para dejarlos inconscientes y coger la cuchilla que llevaba en el bolsillo.

– Te dije que sabía kárate

– ¡Eres impresionante!

Nos desatamos y salimos corriendo para pillar una nave espacial y largarnos de allí ya. Entramos en muchas salas hasta que dimos con la correcta de entres las miles de naves que había. Cogimos una que nos pensamos nos llevaría automáticamente a la tierra.

– Coge la más cercana a la salida –  ordené a Erick.

– ¡Allí están! –  gritó un guardia.

Corrimos rápidamente hacia ella, la encendí gracias a mis conocimientos aeroespaciales de una visita a la NASA, y nos fuimos directamente de allí.

Años después, investigando aquella vieja cápsula en el laboratorio, encontramos un mensaje que decía: ‘Volveré, pero esta vez en el año 2023 para que no podáis pararme los pies’. 

Así que si pasa algo extraño, no olvidéis enviarme una carta. ¡Ah!, y por si tenéis curiosidad… Erick y yo nos casamos y actualmente vivimos juntos y seguimos buscando a sus verdaderos padres. ¡¡¡Un saludo desde aquí y mucha suerte!!!